Como ya había leído " Los millones" compruebo que este libro de Santiago Lorenzo sigue la línea de presentarnos a personajes peculiares que tienen que adaptarse a una vida solitaria y atípica.
Manuel huye a un pueblo abandonado ( me ha parecido curioso que recientemente he leído la "España vacía" de Sergio del Molino) pues puede ser acusado de clavar un destornillador a un antidisturbios, al que ha agredido en defensa propia y porque le ha confundido con un manifestante, pero le puede la culpabilidad y el miedo.
Con la ayuda de un tío suyo consigue sobrevivir en la más completa austeridad, adaptándose a una vida impensable hoy en día.
En este libro Santiago Lorenzo plantea una aguda crítica a la sociedad urbana y capitalista llena de comodidades superfluas vendidas como necesarias.