"Habían llegado. Era increíble: aún no habían dado las diez de la mañana y ya montones de turismos se agolpaban a la entrada de Santillana del Mar….se reconoció así misma que era un lugar lleno de encanto, de esos en que las viejas piedras y las casas parecen guardar todavía secretos de siglos pasados"
"Si, según el dibujo del libro que tengo en casa, parte de la vivienda era de una familia llamada Cossío y parte de los Quevedo. Fíjense- aclaró señalando la enorme casona que estaba seccionada por el túnel que daba salida a las aguas, en la parte más cercana a la Colegiata, ahí tiene que estar Tlaloc
Y en efecto. Allí estaba….el enorme rostro se situaba sobre la que parecía la puerta principal de la casona, bajo un largo balcón corrido sobre el que sobresalía un enorme e impresionante escudo".
" La Plaza del mercado de Santillana del Mar,...les recibió con un grato y húmedo silencio....Una de aquellas señoriales mansiones, sin duda, tenía que ser la casa consistorial, con sus soportales de piedra cuajados en arcos de medio punto y su largo balcón corrido repleto de flores, adornado con patrias banderas.....
Pero Sabadelle, Redondo y Oliver Gordon fueron precisamente justo a la parte oppuesta....la antigua casona de los Barreda y los Bracho, con un aspecto ligeramente más urbano...y un enorme escudo que resaltaba su señorío...La fachada, salvo por su blasón y sus cuatro balcones volados, era elegantemente austera"
“Sobre un solitario cementerio (en Comillas) se veía claramente la figura enorme de lo que parecía un ángel alado que empuñaba una espada. Aún en la distancia la imagen romántica y gótica no dejaba de ser impresionante”