Hago una entrada única sobre esta saga de novelas de Elia Barceló porque las leí con poca diferencia de tiempo en el año 2024.
Conocí a la autora´, Elia Barceló, con el libro "La noche de plata" , un libro de trama policiaca que me llevó a querer seguir conociendo más obras de la autora y que, en general, me ha resultado interesante.
El común denominador de la saga es Santa Rita, una comunidad de personas que viven en lo que antiguamente fue un balneario y luego sanatorio.
La historia comienza con la llegada a Santa Rita de Greta, sobrina de Sofía, una anciana escritora de novelas de misterio y románticas que es la propietaria y líder de la comunidad.
Desde la llegada de Greta diferentes enigmas y misterios demuestran que la aparente tranquilidad en que vive esa comunidad esconde una realidad más turbia. La historia de los tres libros no abarca ni un año completo pero en cada libro salen a la luz distintas intrigas familiares y externas.
En el primer libro, la comunidad enfrenta la muerte sospechosa de un hombre con intenciones perturbadoras para Santa Rita. En el segundo volumen, un esqueleto de bebé y un especialista en arte asesinado suscitan una investigación que profundiza en los muros históricos del lugar y sus obras artísticas. Finalmente, el tercer libro se despliega en el Día de Difuntos, marcado por una sucesión de acontecimientos macabros que sacan a la luz tumbas abandonadas y secretos antiguos que amenazan con desenterrar la verdadera esencia de Santa Rita."Le daba rabia descubrir esa marca que llevaban todas las mujeres, al menos las de su generación: la Culpa, siempre la Culpa. Les habían grabado a fuego que la culpa de todo lo que sucedía en el mundo la tenían ellas, por ser mujeres, por ser inferiores, por ser débiles y pecadoras. Incluso las más valientes, las más duras y rebeldes tenían momentos de sentirse culpables de haber hecho algo, o de no haberlo hecho, de haberlo pensado, o deseado, de haberse alegrado por algo o no haberse alegrado lo suficiente.
Recordó que la Iglesia distinguía pecados de pensamiento, palabra, obra y omisión. No había escapatoria. Daba igual que no hubieras hecho nada malo. Si lo habías pensado, ya era bastante. Si lo habías dicho. Si no habías hecho algo que deberías haber hecho. Era una trampa letal. Una trampa mental, un veneno que a las mujeres se les había inoculado desde la cuna para que siempre se sintieran en falta, para que sirvieran a los demás y, aun así, pensaran que no era bastante" (La soga de cristal)